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Cuentos – Libro de cuentos de Peten – Diez cuentos para leer en familia (página 2)




Enviado por Josè Romero



Partes: 1, 2, 3, 4

Esa noche allí, descargaron las mulas, pusieron sus hamacas y pabellones, cenaron, y se echaron a dormir… a lo lejos se oía el rugir de chakbola"ay(el tigre), el canto de iikim la lechuza, el silbar del kulte"el búho, los cigarrillos alumbraban la oscuridad de la montañas, las brazas parecían puros Koocayte"és lasluciérnagas, que alumbraban adentro de los pabellones, poco a poco, uno a uno se fue quedando dormido… Amanecía, era de madrugada los chicleros desayunaron rápidamente y emprendieron el viaje para el Campamento Chiclero de Uaxactún, eran las cuatro de la madrugada hacia un frío que calaba hasta los huesos Amaneció nublado, pues el tiempo de lluvia se acercaba, una llovizna pertinaz empezó a caer sobre los viajeros, el silencio era sepulcral, solo se oía el jadear de las bestias y el chapotear del lodo del camino de los animales y los veinte cargadores naturales, que también cargaban a mecapal la mercadería.

Llegaron a Uaxactún a eso de las cuatro de la tarde, cansados, bien aporreados por el andar en la montaña, la cabalgadura que hace que se entuman bak"eliit, las nalgas, las canillas y hasta los pies, dentro de su cansancio había alegría pues gracias a Dios, habían llegado sin novedad.

Los cargadores descargaron las mulas, y los chicleros sus maletas, Don Chus y Don Chevo organizaron las cuadrillas de chicleros para el otro día, los de Santana. Nando, Taco, Tino, Romualdo, Batán, Chevo, se vanir con Paco, los de Santotoribio se vanir con Rómulo, los de Chachaklún se vanir con Chuy…. Y así fueron organizando a la gente para empezar el trabajo alotro día….

-Bueno Nando le dijo Don Chevo y este muchachito que… -Don Nando le contestó, es mihijio y va a trabajar conmingo, ya está amaistrado…, yo lo amaestré… -Ta bueno, va bajo tu responsabilidá… Y así empezó, Romeo su trabajo… Madrugaron ese día, era martes, empezaron a caminar montaña adentro, para sobre el saliente rumbo al juyabal… -Bueno le dijo Don Nando a su hijo, tú te vas a subir a ese árbol, y yo a este más grueso, pues te da el ropo…. Romeo puso la bolsa dehule Como Romeo era joven trepó con agilidad al chico y empezó a picar, chac, chac, chac, chac, sonaba el golpeteo del machete al cortar la corteza del chico, rish, rish, rish, rish sonaba el ropo al sobar el árbol…. De pronto, fijó su mirada hacia abajo, y miró el bultito, un bultito chiquito, lo miraba, y le sonreía…Romeo, envainó el machete, y rápidamente bajó del árbol que mediría unos veinte varas de alto, cuando llegó al pie del árbol, no había nadie….

-Bueno dijo Romeo, tal vez fue una visión, el maestro en la escuela les había hablado de las visiones, espantos y malos espíritus que habitan en la montaña… El no le puso mucho caso y volvió a subirse al palo, a medio árbol iba cuando volvió a ver para abajo y allí estaba otra vez el bultito, le sonreía…, bueno se dijo por sus adentros, que allí se quede, al fin y al cabo a saber quienés pensando quera el hijo de algún chiclero que se les había pegado… Bajó del palo que había picado y se subió a otro, empezó a picar el palo cuando de pronto, lo volvió a ver, allí estaba sentada debajo del palo mirándolo, no le puso mucho caso, y siguió picando el palo, en eso, el machete se le resbaló y cayó al suelo… Empezó a bajar del palo, cuando vió que el bultito agarró el machete y paso sus manos de lado al lado del plan del machete y desapareció… Romeo, no puso caso al asunto, agarró el machete y se subió al palo, ese día picó cinco palos, nada mal para un aprendíz de chiclería aún que el no lo sabía.

Pasaron los día, y llegó el día sábado que era el día para cocinar el chicle cada chiclero disponía de una paila o perol de aluminio para cocer su chicle, juntaron leñas, hicieron su coben y le prendieron fuego a la leña, al cabo de un rato echaron su chicle y empezaron a moverlo con un palo llamado tzatantee lo meneaban de un lado para otro, hasta que estuviera a punto, o sea hasta que se cocinara, muchos chileros le ponían unos palitos de tzinteteé para saber que había dado el punto.

Después de cocinar el chicle, lo ponían en unos moldes de madera para hacer las marquetas de chicle que pesaban unas veinticinco arrobas, los chicleros le ponían sus iniciales, el nombre del propietario del chicle y un número especie de clave numérica que identificaba la región donde sacaban el chicle y lo embolsaban en costales de jarcia….

En época de verano cuando no había agua, cuando los chicleros se subían a los palos de chicle y haberlo picado, a veces, la resina del chico no bajaba y le echaban agua u orinaban el palo para que la resina desprendiera… Pasaron los días, y los chicleros se extrañaban que un muchachito de treceaños les ganara, pues Romeo sacaba a la semana quintal y medio, mientras que los demás sacaban un quintal o menos.

Taco, Batán, Lipe, Pedro que eran los mejores para la chicleria y montería, se preguntaban ¿Cómo hacia ese muchachito, para sacar tanto chicle? Fue pasando el tiempo y este patojo se hizo famoso con los chicleros y de campamento en campamento se hablaba de él.

-Sigue contando Romeo, que en las noches, el bultito, se le fue apareciendo, y platicaba con él de chicleria, de los palos que picaba, del chicle que salía, del monte, de los árboles, de los animales, pero de enamoradas y mujeres, nunca hablaba.… Romeo, le preguntaba a la duende o la duende, de donde era, de donde venía….

Pero el duende nunca le contestó Los chicleros al ver lo que sucedía con el muchacho le dijeron a Don Nando que a su hijo, le ayudaba el duende, y que tuviera cuidado porque se lo iba a llevar, por eso sacaba mucho chicle.

Romeo le decía a su papá que él no le tenía miedo, pues era su amiga la que lo ayudaba, y que no le estaba haciendo daño.

No es que le hablara así como hablamos los humanos, sino que, la comunicación era de pensamiento a pensamiento, sigue relatando Don Romeo. Todas las mañanas le aparecían siete centavos en las bolsas de su pantalón.

Todas las mañanas se le aparecía el bultito, que no era ni más ni menos que La Duende, y lo guiaba por la montaña y picaba de tres a cuatro y hasta cinco árboles al día, siempre sacaba buena cantidad de chicle, esto fue sucediendo cada vez más seguido.

Cada noche, después de cenar, Romeo como siempre se iba a acostar a su hamaca, los chicleros estaban sentados alrededor de la fogata y siempre miraban cuando La Duenda se le iba a sentar a Romeo en la hamaca, y este se pasaba hablando a altas horas de la noche, esto se fue repitiendo más seguido, cada noche, todas las noches… Terminó la temporada de chicleria y bajaron de la montaña, los chicleros iban contentos, pues les había ido muy bien y a Don Fernando y a Romeo más pues entre los dos había echo un buen dinero… Llegaron a Santa Ana, y Romeo siguió su vida de joven, solo que por las noches La Duenda, lo seguía, y llegaba a platicar con él, a su cama, en la hamaca, en la calle, en su casa, él la seguía considerando su amiga, pero a sus amigos no les contaba nada… La Duenda lo seguía por todos lados, su papá y su mamá le decían que tuviera cuidado, pero más no sabían que hacer, Romeo siempre les dijo que no tuvieran pena, que ella no le haría nada….., más no sabía lo que iba a pasar más adelante.

Esto duró tres años en el campamento, pero también en Santa Ana, lo seguía, Romeo cuenta que a él le servía de compañera, y de gusto… En la tercera temporada de chicle se fueron al Chiquibul y Romeo siguió igual, sacando chicle, ayudado por La Duende, los chicleros molestaban a Romeo, pero este no les hacia caso, pensaba que era pura envidia. Para eso Romeo tenia entre sus quinceaños ya empezaba a molestar a las muchachas de su edad… En esa temporada, La Duenda, ya no se portó muy amistosa con él, pues le decía que lo acompañara más allá de la montaña, o quizá estaba celosa, porque Romeo ya molestaba a las patojas de su pueblo.

A Romeo ya le habían advertido de que no se alejara mucho del campamento, su papá y los chicleros, lo cuidaban, sin que él lo supiera, pues tenían miedo que La Duenda se lo llevara. Le empezó a tirar estiércol de animal a su comida, cuando cocinaba su frijol alotrodía aparecía lleno de gusanos, los hilos de la hamaca se la hacia trencitas, le tiraba piedras cuando estaba encaramado en los árboles, no lo dejaba en paz.

Una noche, llegaron Don Diego y Don Felipe, y le dijeron a Don Nando que si no hacia nada por su hijo, E Duende convertido en Duenda se lo iba a llevar y esto eran ya los síntomas de la llevada o la raptada.

Esto preocupó a Don Nando, y les preguntó que podía hacer y estos le dijeron, que comprara una guitarra, una mesa, un mantel, una sabana clara, un espejo, y pusiera tres vasos con agua, todo debía ser nuevo, así lo hicieron, la guitarra, el mantel y el espejo lo mandaron a pedir a Ciudad Flores, lo demás ellos lo tenían.

Cuando ya tenían todo, dispusieron de una champa que habían preparado los chicleros y pusieron, la mesa, el mantel, los vasos con agua, el espejo y la guitarra y esperaron.

Como Romeo no tenía miedo, el estuvo de acuerdo de hacer el acto, así que como a la media noche, llegó El Duende no La Duenda con su sombreron y al ver la guitarra se puso a cantar, dio tres rasquidos a la guitarra, tomó agua y quitó el velo del espejo y al verse en el espejo, desapareció, todo lo usado, lo enterraron esa noche en un claro de la montaña de Uxactún, y fue así como el Duende convertido en Duenda dejó de molestar a Romeo…. Don Francisco Romeo Cupul Salazar, nació en Santa Ana, Petén, el 1 de Abril de 1944, hijo de Fernando Cupul Ramírez y Guadalupe Salazar Armas, su Abuelo se llamaba Brígido Cupul y su abuela Juana Ramírez, se casó con Gregoria Luna Quixaj con quien procreó a sus hijos Alicia, Francisco, Anita y Antonio fue chiclero, campesino y es quiropráctico o "huesero" Don Romeo es una persona que compone huesos. Esta no es una leyenda, esta narración le sucedió a Don Francisco Romeo Cupul Salazar, por los años de 1956 a 1962, cuando el ser chiclero estaba en su apogeo.

GLOSARIO chakbola"ay :el tigre Koh el leoncillo iikim la lechuza kulte"el búho Koocayte"é la luciérnaga chak"an la sabana kaah poblados Noj Petén: Flores cha'ach el chicle chicleria: ir a sacar chicle a la montaña champa, choza o casa de techo de guano galerón, choza o casa sin paredes guindaban, guindar; colgar bastimentas: comidas chalbeque, especie de bolsa bordada ropos: mecates gruesos y delgados que servían para amarrarse al árbol de chico machetes, espolones, puás de hierro que se amarraban en las piernas para poder subir al árbol de chico botas: especie de zapato alto para caminar en la montaña víveres: comida guaro: bebida embriagante, ron acampamentar, tiempo que duraba la estancia en algún campamento treceaños, trece años edá: edad mijo: hijo, mi hijo montería, montear, ir al monte jarcia, costal juño, junio Danta, nombre de un campamento chiclero la Recogida, nombre de campamento chiclero la Sabana del Llano Grande: lugares de la montaña y sabana de Santa Ana la chiclería: corte de chicle desos, de esos noera; no era polainas; especie de hierros que van amarrados en las piernas enhebillado, ponerle las hebillas a las polainas ropo, mecate grueso que sirve para subir a los arboles de chico laiza, machete curvo bien afilado perotros, pero otros maistro, maestro muchá, expresión petenera de ustedes, o vos Púchica, expresión de asombro, sorpresa Apá, papá Poñente, poniente , occidente Indiecciones, inyecciones Mirá, de mirar Coloña, colonia, antiguo nombre que se le daba a Belice Naturales, indígenas de la etnia queqchí traidos de Alta Verapaz bak"eliit, las nalgas canillas, piernas, pies y muslos vanir, va a ir alotro, al otro amaistrado, amaestrado, entrenado responsabilidá, responsabilidad al juyabal, especie de montaña quienés, quien es quera, que era paila o perol, especie de olla cóncava ancha de aluminio o hierro, sirve para cocinar chicle, bollos, tamales coben, tres piedras en el suelo que sirve para cocinar tzatante, especie de madera o arbol de madera dura y flexible tzinteteé, madera que servía como termómetro para medir la temperatura del chicle marquetas, chicle en bulto de una arroba o veinticinco libras encaramado, subido 6.- El Visitador

(Hecho Real) Narración: Lucia Leticia Jolá Peche Escribió: José Antonio Romero Berges Fecha: 30 Septiembre de 2009 Era entrada la tarde, y Benjamín como siempre bromista, alegre y juguetón me dijo: – -Mire tía, le pongo su canción- -Yo le contesté, ponéla cuantas veces quieras, le dije yo. Terminaba la canción y me volvía a decir, tía le pongo su canción, a lo que le contestaba, volvela a poner pues hijo, de todos modos tuyo es el tocadiscos.

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Doña Lucia Leticia Jolá Peche Foto proporcionada por:

Elizabeth Quiñocté Jolá

A él le gustaba molestarme pues, él mucho me quería mucho y cada vez que llegaba a la casa de mi hermana Sara, cuando él estaba, era una alegría y fregadera conmigo…. ¡Ah, Benjamín, tan buen muchacho que era….! Esa tarde, después de platicar con mi hermana y de tanta fregadera de mi sobrino, le dije: ¡Aaaaaaaaah, cállate mejor, ya me voy a mi casa…! Me miró y me dijo con un brillo en los ojos, ¡Ay tía, mañana me voy para con mi papá, quiere mi mamá que me vaya con él, pues dice que él está solo allá y por cualquier cosa, ya no quiere estar solo en la montaña. Pues ni modos hijo le dije, andáte porque el está solo allá y te necesita, imagináte un cólico o cualquier cosa uno a otro se ayudan… Él tenía solo diecisieteaños…., agarró él me abrazó y me besó, y yo también; ya me voy hijo le dije, pues yo vivía en San Benito y sin saber que era un recuerdo que de él quedaba, era la despedida que él me estaba dando… Como antes la gente salía a trabajar a la montaña a la chiclería, a la montería, a pimentar, a chatear, todos esos trabajos hacia mi cuñado y mi sobrino.

Se fue el martes, y como jueves murieron ellos, murieron los dos, los encontraron muertos debajo de un palo a Carlos lo encontraron boca abajo y debajo de él a su chucha y a Benjamín boca arriba con los brazos abiertos en cruz,… La Sara vino a saber que su marido y su hijo habían muerto, hasta como el sábado, pues en aquellos tiempos poca gente pasaba en la montaña, solamente los chicleros, y los que andaban cortando pimienta o shate andaban siempre por el monte La chuchita que Benjamín tenía, fue la única que quedó viva, esta chuchita llegó al campamento del Mango pues por ese rumbo andaban chambeando, y los chicleros que estaban allí, siempre subían a ver como iban chambeando Carlos y Benjamí Dicen que el viernes pasaron ellos por el campamentito de Carlos, para echarse unos tragos pues a Carlos siempre le gustó echarse los guarampazos pero al no verlos, siguieron su camino para el Mango.

El sábado temprano apareció la perrita de Benjamín, moviendo la cola, inquieta, les ladraba a los chicleros, les movía la cola, los muchachos le tiraron tortilla y huesos de carne de venado que había cazado un día antes.

La perrita comió, y siguió ladrándoles, daba vueltas en círculos, como que si los jalaba, los jalaba, les ladraba, caminaba hacia adelante, los miraban, se paraba, caminaba y se detenía, los volvía a mirar, como diciéndoles, síganme, hasta que uno de ellos dijo, ¡mucha, esa perrita quiere que la sigamos, ¡algo pasó!, -vos, dijo uno de los chicleros- vamos a ver que pasó, y se fueron siguiendo a la chuchita…, y cabal, cual fue la sorpresa de los chicleros que Carlos y Benjamín estaban tirados debajo del palo de un tinto carbonizados, ya que les cayó una centella…, un rayo los mató.

¡Pu"t..mucha,! dijo uno.., "ayer pasé por aquí y no los vi, pensé que se habian"ido a Santana… En aquella época, los hombres se iban por tiempos a la montaña, algunos tardaban quince días, otros veinte, y los que se iban a acampamentar se iban por temporadas de seis meses y eso pues no hacia que las familias extrañaran las ausencias de sus familiares y eso pasó con Don Carlos y su hijo Benjamín.

Pasado unos días, en la casa de Doña Sara, se empezaron a oír y suceder cosas raras, entrando las siete de la noche, se oía que movían trastes de un lado parotro….

Otra noche se oía que arrastraban las monturas y se la ponían a las bestias las mulares y caballos resoplaban, se movían inquietas, con las orejas paradas y las crines de puntas, con los ojos desorbitados del miedo… Todas las noches, cuando Doña Sara se acostaba a dormir, miraba como un bulto o sombra se sentaba en la cama y se acostaba a su lado… Esto empezó a suceder desde que murió Don Carlos su marido y Benjamín su hijo….. Sara no había querido contar nada a nadie.

Doña Sara empezó a tener miedo, y una noche se iba con su hermana Lucia, otras veces se iba con su hermana Consuelo y otras veces con su mamá Doña Pancha a dormir….

Ya no tenía paz, todas las noches a eso de las once de la noche, llegaba el Visitador; se paraba enfrente de la cama, se sentaba y luego se acostaba al lado de Doña Sara. Al primer canto de gallo, el Visitador se levantaba, se paraba y se iba…, esto sucedía todos los días, desde que murió Carlos. Un día, ya para eso Doña Lucia vivía en Ocho Piedras y le contaron que había un expiritista y que era muy bueno. Lucia le fue a consultar sobre la situación que vivía su hermana Sara. Lucia, se fue a Santa Ana y le contó a su hermana del expiritista que había ido a ver en Ocho Piedras. Sara, como siempre miedosa, le dijo que lo iba a pensar, pero Lucia le dijo que nada de pensar, que esa madrugada se iban para Ocho piedras a ver al expiritista.

Lucia se preguntaba, ¿Cómo era posible que su hermana, siendo tan miedosa no le tenía miedo al Visitador.

Pero, como pensaba Sara, no le tenía miedo al Visitador pues como decía ella, era su marido el que la llegaba a ver y ¿Por qué le iba a tener miedo?, entonces no era tan miedosa como aparentaba.

Como siempre, esa noche a las once de la noche llegó el visitador, se paró frente a la cama, se sentó y luego se acostó al lado de Sara, el miedo que tenía Lucia era que El Visitador poco a poco se estaba llevando a su hermana, pues estaba ojerosa, padecía de insomnio, no podía dormir y se estaba enfermando de los nervios, por eso, Lucia, había decidido llevarse a su hermana a Ocho Piedras. A las tres de la madrugada, las hermanas se levantaron, el bulto seguía allí, al levantarse Sara, se levantó el bulto y se fue…, caminaron hasta el cruce que quedaba como a media legua del Santa Ana, a las cuatro y cuarto pasó la camioneta, se subieron y se fueron a Ocho Piedras… Llegaron como a las ocho de la mañana, fueron a la casa de Lucia y desayunaron unos bollitos de carne picada de coche que habían preparado un día antes, a las nueve de la mañana se fueron a ver al expiritista, desde que llegó el señor le dijo que tenía vibra de muerte y que era urgente contactar al espíritu para platicar con él.

Quedaron que se reunirían esa noche a las siete y media de la noche… Sara se pasó todo el día intranquila, no creía mucho en eso de los expiritistas, pero estuvo intranquila todo el día.

Cenaron, como a las cinco de la tarde, en ese tiempo la gente cenaba temprano, a las siete menos diez estaban en la casa del expiritista, les dijo que pasaran, las hermanas entraron, pasaron a una salita al fondo de la casa y les dijo que se sentaran alrededor de una mesa, las dejó solas.

Al rato regresó, con una bata negra, se sentó y les dijo que se agarraran de las manos y empezó a rezar y pronunciar unas oraciones extrañas que ellas nunca habían oído… de pronto el espiritista empezó a entrar en trance y empezó a hablar con una voz conocida para las hermanas.

Antes el espiritista les había dicho que cuando hablara que no tuvieran miedo de hablar… Como siempre Sara estaba que temblaba de miedo, su hermana le dijo que no tuviera miedo, esta se calmó un poquito. Lucia era una mujer fuerte y sin miedo.

De pronto las hermanas se sobresaltaron al oír aquella voz, inconfundible de Carlos, que les dijo:

Hola flaca- Lucia, se quedó estupefacta, por lo que dijo la voz, y ella le contestó, –Quieneres- "Yo…, tu cuñado, flaca-, no te recordás, que así te decía, cuñadita," le dijo– Oíme ú…, le dijo Lucia, ¿Porqué, molestás a la Sara? -"Decíle a ella porque la molesto, ella sabe porque lo hago…", le contesto él- Lucia, le preguntó a su hermana, y ella no contestó. Sara, tenía los ojos desorbitados del miedo.

La voz siguió hablando, contando cosas familiares que ellas sabían muy bien y que el expiritista no sabia… Vino Lucia y le volvió a preguntar al cuñado fallecido, ¿Por qué, no dejaba en paz a su hermana, entonces él les contestó:

Cuando estaba vivo, ella me prometió que cuando muriera, nunca iba a tener otro, pregúntaselo a ella, le dijo-Es cierto eso, pregunto- Sara, solo asintió con la cabeza.

Lucia le dijo: "Mirá Carlos, ella no tiene ningún marido, y el día que lo tuviera, tenés que entender que le dejastes hijos chiquitos, y tiene que mantenerlos- Por favor dejála en paz- Pasada ya una hora de estar hablando con el espíritu, y no quería ceder a la petición de la hermana.

De pronto, Lucia, le dijo, mirá cuñado, ¡¿que tenemos que hacer para que la dejes de fregar?! –él le contestó, vistes que ella no quiere hablar conmigo, hasta que ella hable conmigo, voy a ver que decido, entonces el espíritu le dijo, decíle a la Sara que me perdone por todo lo que le hice cuando vivía con ella- Sara al fin se convenció, y le dijo, -perdóname tú también le dijo: yo te perdono le dijo Sara… Ahora cuando regreses a Santa Ana quiero que me pagues una misa y en el altar halla flores blancas, para purificar mi alma y así poder descansar en paz, le dijo él a su mujer. Lucia, le dijo: Cuñadito, oíme, cuando te moriste, Benjamín tenía, un anillo de oro, no te diste cuenta quien lo agarró o en donde se le cayó? Él le contestó: No sé, porque yo caí embrocado y quede boca abajo y él quedó boca arriba con los brazos en cruz, y por mijo Benjamín, me purificó un poco, pues él era una alma buena, era un ángel pues a su edad, no tenia vicios y era un muchacho responsable, cariñoso, amoroso y obediente y eso Dios lo mira, y por eso se fue al cielo. Perdoname, le dijo, ya no la voy a volver a molestar, se que ella es joven y bonita y le dijo, mirá Sara, cuando tengan la oportunidad de casarte o buscar otro marido, buscálo pues hay que crecer a los hijos…, Adios… El espiritista, salió del trance…, les preguntó que había pasado, y ellas contentas le contaron todo lo que había sucedido… Al otro día, el médium fue a buscar al sacerdote ó padre y le hicieron una misa allí mismo en la casa del espiritista, y en el altar pusieron flores blancas.

Las hermanas se fueron a Santa Ana, mandaron hacer la misa en la iglesia y el altar lo adornaron con flores blancas como los había pedido el finado Días después, se fueron al lugar donde habían quedado muertos Carlos y Benjamín y allí le celebraron otra misa con flores blancas…, Y desde ese entonces, El Visitador jamás volvió a molestar a su esposa y descansó en paz…

FIN EN MEMORIA DE: Este hecho real fue narrada por la señora Lucia Leticia Jolá Peche nació en Santa Ana, Petén, el día 29 de febrero de 1944, hija de Francisca Ramona Peche y de Don Eleodoro Jolá Betancourth. Sus abuelos Don Justo Peche y Teresa Luna. Procreó cinco hijas, Leticia, Guadalupe, Tere, Bety y Auri. Doña Lucia Falleció el 5 de julio de 2011. Sara y Consuelo Jolá Peche, Las personas mencionadas son los protagonistas de este hecho y fueron tomados en agradecimiento a la narradora y en recordación a sus hermana Sara y Consuelo ya fallecidas.

NOTA: Aunque usted no lo crea, en Santa Ana, existen tres casos más. El espíritu de los esposos que fallecieron hace ya más de treinta años, cada noche llega a visitar a sus esposas vivas, se les acuestan en la cama y cada madrugada, cuando canta el gallo, se levantan y se van.

GLOSARIO Pongo, Ponéla, del verbo poner Volvela, del verbo volver Tocadiscos, Aparato que consta de un platillo giratorio, sobre el que se colocan los discos de gramófono, y de un fonocaptor conectado a un altavoz Fregadera, molestadera, molestar, bromear Imagináte, de imaginación Cólico, dolor Diecisieteaños, diecisiete años a Chiclería, ir a "buscar" o extraer chicle montería, ir a trabajar al monte a pimentar, ir a buscar o cortar hoja o fruto de pimienta a chatear, ir a buscar o cortar hojas de shate palo, árbol chucha, perra chicleros, personas que se encargan de extraer chicle monte, montaña Mango, nombre de campamento chiclero, hoy aldea Rumbo, dirección, camino o zenda que chambeando e alguien se propone o sigue para chambeando, trabajando, de trabajar Chicleros, persona que se dedica a la extracción, cocimiento del chicle Tragos, bebida alcohólica, beber o tomar ron Guarampazos, de guaro, alcohol, ron. Trago Venado, animal silvestre de Petén similar al siervo Tinto, palo, madera o árbol de tinto Centella, se dice al rayo Chispa eléctrica de gran intensidad producida por descarga entre dos nubes o entre una nube y la tierra.

Pu"t..mucha, expresió vulgarn petenera de sorpresa, enojo, mala palabra put" habian"ido, habían ido, del verbo ir Santana, palabra usada por pobladores del área central de Petén al referirse al pueblo o municipio de Santa Ana acampamentar, ir al campamento por temporada temporadas, espacio de tiempo que duraba la estancia en algún campamento chiclero parotro, para otro monturas, cabalgadura, Conjunto de los arreos de una caballería de silla.

Bestias, animal de la familia caballar, tales como caballos, mulas o asnos Crin, crines, Conjunto de cerdas que tienen algunos animales en la parte superior del cuello bulto o sombra, Cuerpo indistinguible por la distancia, por falta de luz o por estar cubierto. Ocho Piedras, nombre traducido del maya del pueblo de Poptún expiritista ,Espiritista, Perteneciente o relativo al espiritismo. Que profesa esta doctrina estupefacta, asombrada, atónita, pasmada Quieneres, quien eres Recordás, de recuerdo Oíme tú, expresión petenera, escuchar, oir, cuando se dirigen a una persona Molestás, molestar, enfado, fastidio Decíle, de decir Tenés, del verbo tener Dejastes, dejar Fregar, molestar, enfadar, fastidiar oíme, de oí embrocado, caer boca a bajo trance, estado en que un médium manifiesta fenómenos paranormales

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7.- La Cacería (Hecho Real) Narración: Maximiliano Adelaido Luna Quixaj Escribió: José Antonio Romero Berges Fecha: 24 de mayo de 1012 Los tiros tronaron en la lejanía de la sabana… no era tarde, quizá irían a ser como la seis, estaba entre claro y oscuro. El calor era sofocante, empezaba la época del verano, la temperatura oscilaría entre los 40 y 45 grados centígrados… Los animales, con el de las pequeñas montañas

Don Maximiliano Adelaido Luna Quixaj

Fotografía tomada por: José Antonio Romero Berges

afán de calmar la sed, bajaban que rodeaban la sabana o salía de los succheés para ir a las aguadas. Laido, agachado, casi arrastrándose caminaba lentamente entre el matorral de pronto vio que un bulto grande, muy grande se le vino encima, ya en la oscurana solo logró mirar los ojos rojos como llamas que brillaban y oír el resoplido que pasó brincando justo sobre su cabeza. Laido se asustó mucho, pero con la misma fuerza de todo hombre de campo, se paró voltió a ver y salió corriendo siguiendo la sombra que desapareció.

Laido, por muchos minutos siguió el rastro del trocopas que dejó la sombra, pero no halló nada, movía la cabeza de un lado a otro como preguntándose ¿Qué se habría hecho el animal?, si así se le podía llamar a lo que le pasó rozando la cabeza.

Muy apesumbrado, esperó, otro buen rato, siguió buscando para ver si el animal había caído. La luna ya estaba en su plenilunio, cuando encima de un pequeño montículo a lo lejos divisó la figura, imponente, deslumbrante, erguida como diciéndole, aquí estoy, vení a buscarme, cazáme.

Un escalofrío recorrió su cuerpo, no de temor, sino de reto, presintiendo como que el animal lo estuviera retando, bueno dijo por sus adentros, otro día caerá…

A lo lejos brillaban.., dentro del succheé…, brillaron unos ojitos rojos como la llama del fuego, pero no infundía miedo, sino que ansiedad de cazar. Laido comenzó a sentir una sensación de calor en todo el cuerpo, de su cabeza bajó un escozor calientito, un hormigueo que le bajó por toda la columna vertebral hasta llegar al bakcside como dicen en la coloña. Despacito, se cargó el rifle al hombro una Hornet calibre 22, puso el ojo sobre la mirilla, jaló el gatillo y disparó, un tiro, certero, eficaz, el animal no se movió, Laido se acercó, era un gran tepezcuintle, lo tocó, espero un rato, a duras penas lo pudo cargar y lo hecho a su matate. Con el morral ya cargado, se apresuró para regresar a su casa, iba contento, pues le daba gracias a los santos patronos Santa Ana y San Joaquín por la cacería.

El, nunca renegaba de lo que le pasara, si cazaba bueno, sino, también, sabía ser buen cazador, quizá por eso siempre que iba a cazar, llevaba ya sea un tepezcuinte, taltuza, hueche. Llegó a su casa muy tarde, en ese tiempo las nueve de la noche era ya muy entrada la noche, como siempre su mamá lo esperaba sentada en un zancudo o en una butaca debajo de un cholol, A pesar de su edá él era muy obediente, cariñoso, y amoroso con su amá y con su apá. Le contó lo que le había pasado, y su amá le dijo: "hijo, esa animala es la buena suerte…" "Si, amá…" le contestó él, no es la primera vez que me sale, me ha salido un montón de veces y hoy la tuve cerca y se me jué. "Tenés que buscar tiros curados, para que la puedas cazar, sino, se te va a ir, y no la vas a poder cazar…" le dijo su madre; decíle. A Julio el hombre que viene con Don Chevo Miss, él trae tiros de la coloñá. Laido encargó los tiros a Don Julio y días después se jué a Noj Petén a buscar los tiros curados. Los tiros los habían mandado a curar al Saint Anthony, The Cayo Distric, allá en la Coloña. Así lo hizo… Esa misma tarde, se jue a su punto allá en la sabana Grande… Se subió al árbol de cholol más alto que había, arregló su rama, para poder recostarse, coloçó su chalbeque con su bastimenta, la bolista de nailon con los tiros dentro y esperó… para poder cazar.

A lo lejos se oía el cantar del saraguate, los grillos chillaban con fuerza, entre el zacate, los cucayes danzaban entre los arbustos… esa noche fue extraña, era verano, pero la luna y las estrellas se habían escondido, las nubes habían salido.

En el monte las horas no pasan, tarda que pasen, no se siente el tiempo, de su chalbeque sacaba su pote con cajué caliente y bebía sus sorbitos para espabilarse, para que no le diera sueño.

Pasaba la media noche, cuando de pronto escuchó entre el sueño y lo despierto, entre lo despierto y el sueño… oyó, que "algo" venía sobre su árbol, con rapidez quitó seguro al arma, apunto y disparó por donde venia el ruido, no se miraba nada, disparó, una, dos tres veces, el animal cayó tendido, muerto al pie del árbol.

Como siempre Laido era muy precavido, espero un largo rato, no se había dado cuenta que ni la lámpara de luz que se ponía en la frente se había puesto, había disparado a la oscuridad, pero allí estaba, sí, allí estaba el animal, inerte con la mirada perdida, se dio cuenta hasta que se puso su lámpara de frente y alumbró.

Se dio cuenta, de la belleza que tenía enfrente…, le habían contado, había oído de otros cazadores, la gente siempre hablaba de "esas cosas", pero él nunca lo había creído… Cortó unas varas de tzatanteé, en la punta le amarró una tira de tela para ponérselo en sus hombros y poder arrastrar la presa cazada, buscó unos bejucos para amarrar las patas de la gran animala; como pudo se lo llevó arrastrando para su casa que estaba a media legua del punto de cacería, tardó mas de una hora ya que pesaba el gran animal que llevaba sobre sus hombros. A lo lejos empezó a gritar; "apá, apá, vengayudarme…" como siempre su amá oyó la voz de suhijo y le gritó al marido.. Rafuel, Rafuel, notas oyendo a tuhijo, pensando que le había pasado algo salió al encuentro de su hijo, y cual no sería su sorpresa al ver que venía cargando un gran venado, quella nunca había visto, solo oído de oídas nada más.

Ño Rafuel corrió también y al ver el gran animal, se quedó asombrado de lo que su hijo era capaz de hacer, llegada al patio de la casa, le gritó a su hermano Nandito para que los juera a ayudar… Ño Rafuel, jue a llamar a ño Feliz, un vecino que siempre le ayudaba a pelar y descuartizar, los animales que Laido cazaba; Ño Feliz jue corriendo agarró un afilado cuchillo, y empezó a cortar el vientre, no podía sostener al gran animal, jue a cortar unas palitos con ganchos, y los sembró a cierta distancia de las patas del gran venado. Tomo un pedazo de pita y amarró las cuatro patas dejándolo abierto para poder cortar.

Empezó cortando desde el pescuezo hasta el buche, luego bajó hasta la panza, ya cortada la bella piel del animal que relumbraba bajo la luz de la luna, cortó con destreza para sacar los órganos y las partes interiores del animal.

Lo primero que le sacó fue las tripas, luego el corazón, después el hígado, cortó el boj, y los echó en una cubeta, estando limpio el venado por dentro, poco a poco fue cortando en pedazos al venado, los brazuelos, las piernas, los lomos, las costillas hasta que no quedó nada, la cabeza era lo primero que quitaban y le echaban formol, para conservarla y poderla vender en noj Petén.

Sacada todas las partes, Laido, Ño Feliz y Ño Rafuel, se pusieron a corta el buche y luego, luego el cogote, que para su sorpresa, les salió una especie de bola entre carne y jiche color blanco, blanco, lo iba a tirar, pero ño Feliz se arrecordó que "alguien" había dicho que cuando del buche o del cogote le sale al venado una bola de masa de carne, jiche, manteca de color blanco, blanco, es la buena suerte para el cazador, y el que la posea, cuando salga a cazar, animal que mire, es animal muerto, no le falla la puntería y adquiere suerte para la cacería… por lo que Laido al cazar al venado blanco, también obtuvo "la piedra del venado"… Breve Biografía: Don Maximiliano Adelaido Luna Quixaj, más conocido como Don Laido, nació el 18 de noviembre del año 1940 hijo de Don Rafael Luna y de Doña Marta Quixaj Quixaj, creció junto a sus hermanos Don Norberto Bernardo (+), Raul (+), Doña Lesbia de Hernández, Doña Elida, Goyita de Cupul.

GLOSARIO: Tiros: disparos Tronaro: sonaron Sabana: extensión de tierra plana, de poca vegetación, formada de zacate, llanura, en especial muy dilatada, sin vegetación arbórea.

Succheés: grupo de arboles que se encuentran en medio de la sabana.

Aguadas: especie de poza de agua en forma circular, rectangular o cuadrada.

Laido: Apelativo de Adelaido (el personaje central de la narración) personaje quien vivió el hecho.

Agachado: agazapado, inclinado. Matorral: maleza, arbusto, zarza. Oscurana: entre claro y oscuro Resoplido: resuello fuerte, respiración agitada de los animales Brincando: saltar, saltando Voltió: volteó, volverse a, voltearse Trocopas: camino o brecha de penetración Vení: verbo vino, venir Cazáme: cazar Comenzó: de empezar, comenzar, iniciar Bakc side: nalgas, glúteos Coloña: colonia, nombre que le daban nuestros abuelos a cualquier lugar de Belice Montículo: monte pequeño hecho por la naturaleza o el ser humano.

Tepezcuintle: animal mamífero de la familia de los roedores.

Morral: bolsa tejida.

Matate: morral, bolsa de cuerda de pita.

Hornet: marca de rifle.

Taltuza: animal, mamífero de la familia de los roedores.

hueche: armadillo.

Cholol: árbol de encino muy común en otros tiempos en Santa Ana.

Zancudo: banco de tres patas Butaca: silla recostada echa de piel de venado.

Edá: edad Amá: mamá Apá: papá.

Jué: fue, del verbo ir en pasado.

Animala: animal, expresión antigua.

Cayo: San ingancio El Cayo, Distrito de Belice Coloña: expresión petenera antigua, Belice. Noj Petén: Isla de Flores, Petén Saint Anthony, The Cayo Distric: San Antonio, Distrito del Cayo, Belice Punto: lugar donde los cazadores esperan a sus presas. Chalbeque: especie de bolsa de cuero de toro Bastimenta: comida Coloçó: puso, poner, colocar Nailon: nylon Dentro: a dentro de Pote: posillo, especie de taza grande de peltre Pita: mecate, lazo Boj: pulmón Buche ó panza: estómago Cogote: garganta Jiche: Matate: especie de correa echa de tela Tzatanteé: especie arbórea de los bosques de Petén, en peligro de extinción.

Bejuco: liana Legua: medida de longitud usada antiguamente (dos kilómetros) Vengayudarme: ven a ayudarme, pedir ayuda Suhijo: su hijo Rafuel: Rafael Notas: no esta Tuhijo: tu hijo Quella: que ella Ño Rafuel: Don Rafael Acordó: recordar Relumbraba: brillaba Bodoque: burujo o masa de carne Cubeta: recipiente de cono truncado usado por lo pobladores peteneros.

Formol: líquido que sirve par preservar los cadáveres.

Saraguate: mono aullador Cucayes: luciérnagas Cholol: árbol de encino Huano: palma que usaban los mayas para techar sus casas Colocche: bajareque, especie de palitos roizos que se usa para construir paredes.

Calicanto: Embarrado de tierra blanca, cal y zacate que sirve como especie de repello.

8.- LA CUERIADA A LA IXTABAY (Hecho Real) Narración de: Ezequiel Miss Mejía Escribió: José Antonio Romero Berges Lugar: Santa Ana, Petén Fecha: 9 Octubre de 2009 Don Cheque comentaba con sus amigos, sus compañeros de viencias de su niñes, de los sucesos de su pueblo, a ellos les gustaba pelaticar, escuchar las narraciones de él, yo como buen amigo de Don Cheque, siempre llegaba en el momento oportuno, cuando el relataba de la vida antigua, de cómo vivían sus abuelos, de la vida de sus papás, inclusive de su propia vida.

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Don Ezequiel Miss Mejía Fotografía proporcionada por Don Mario Quixchán

Muchas veces llegué a su tiendecita, un pequeño negocio que él tenía frente a la plaza, y nos poníamos a platicar largas horas, él como persona respetuosa y entrado ya en años, me decía –Mire maistro, "es que la vida deantes era diferente a la dehoy" Yo le respondía- es cierto, Don Cheque, la vida en Petén en sus tiempos mozos, era dura- Recordando los tiempos de mi niñez, y sobre todo recordando lo que mis padres me contaban cuando ellos eran niños, aunque la vida de Ciudad Flores con la de Santa Ana, fue diferentísima.- –Mire maistro, Santana, en tiempos de mi niñez era pobre, pobresisima…, a veces, costaba conseguir hasta un huevo, imagínese usted…, pero para carne, nosotros comíamos bien, carne de venado, de tepezcuintle, de coche monte o jabalí, de faisán, de pavo, de cabritos. ¡Que carnes no comimos nosotros! y sabe maistro, la libra de macizo de venado costaba quince centavos, ¡Ah! y la de huesos a dos por veinticinco centavos, imagínese usted- En los ojos había un brillo de melancolía, su mirada denotaba alegría, su voz emocionaba al contar los sucesos de su pueblo.

En ese tiempo solo habías dos tiendas…, la de mi papá y la de la maistra Piades Fión, ¡Ah, pero cantinas habían tres, la de Don Fidencio Pacheco, La de Don Domingo Cache…, y no recuerdo de quien era la otra cantina, pero sabe que maistro, la vida era barata, tranquila y llena de paz-… Siempre platicábamos con el viejito le decía yo en mis adentros, siempre lo respeté hasta la hora de su muerte que estuvimos al pie de su cama… lo quise como un familiar, ya que él y su hijo me abrieron las puertas de su hogar, Pues este viejito, don Cheque, como le llamo cariñosamente, me contó dentro de sus historias, que su papá que se llamaba como él, cuereó a la Ixtabay,.. ¿La que? le dije incrédulo, –Lo que oye maistro, mi apá cuerió a la Ixtabay, pero también le decían otro nombre antiguo, – Fina, le grito a su mujer- ¿Cómo se llamaba el espanto que cuerió mi papá? -Ella contestó, La Ixtabay .-Nombre, el otro nombre de la Ixtabay -¡Ah… dijo ella, La xbaquena ó Xbaquen -Ese mero era el otro nombre, me dijo… Bueno pues en aquellos tiempos salían muchos espantos, pues creo, porque la gente era inocente…, ahora, ¡ju!, la gente ya no cree, -Pero mire maistro, hoy le sale la Ixtabay o la Tziguanaba a los patojos, creo que se la violan- nosotros nos reimos, es posible pensé, los patojos de este tiempo ya no creen en los espantos, y en los aparecidos….

Bueno le voy a contar la historia que mi papá me contó:

"Hace muchos años, cuando él era joven, su abuelo le contó… tendría como unos sus veintitantos años, venia de Juntecholol, que había ido a dejar unas bestias a Don Paco Mejía, para que les dieran pasto y un lugar en la sabana para que se aparearan ya que ellos eran viejos ganaderos y vaqueros… Mi papá, dice don Cheque, al igual que su abuelo, eran muy enamorados, eran muy mujeriegos, mi papá era soltero y buen mozo, quien no lo iba a apreciar, si tenía sus centavos.–¡Ah mi papá!- Una noche de tantas quedó con una mujer casada que recién había venido al pueblo a visitar a unos parientes, a verse en la Aguada de la Ceiba – La aguada que se encuentra frente a la ceiba donde está la escuela urbana de la mañana,- Pero como le dijo la mujer que se había dejado con su marido allá en la coloña (Benque Viejo o Belice), que no había pena, le dijo la mujer, es que este mi apá era un pícaro enamorado el fregado, viera maistro Me imagino le contesté- Bueno, el seguía picando como gorrión, una flor por aquí, otra flor por allá, —era todo un Don Juan, le dije – ¡Uh, me dijo! Creo que era pior que Don Juan… Yantes, había quedado en verse con otras muchachas de su época, de verse a la orilla de la aguada del Sibal, con otra en la aguada del Joltée, otra en la aguada del Bayal, y con otra en la aguada el Ixpuc o ixpuco.. – Púchica le dije, ese su papá se repasó todas las aguadas, con todas las muchachas de poraquí, le dije… –No, me contesto-, No maistro, solo con algunas visvirindas que venían de poray y aquí se las enamoraba el muy bandido…., las muchachas de aquí en ese tiempo eran muy pocas, muchas venían de San Francisco, Santa Marta, El Ahorcado, SantoToribio, de Dolores fijese que venían desde Fallabón y Sayaxché y de Poptún también venían… Resulta que, mi abuelito, quedó con la susodicha de verse en la Aguada de la Ceiba, así le decíamos a esa aguada, viera maistro, que agua tan limpia, aquí todos los domingos cada quince días teníamos que ir a chapear, limpiar las aguadas y a componer los cercos, o hacerles cercos a las aguadas…., en ese tiempo cuidábamos el agua, no que ahora que la tienen en sus casas, la desperdician y no quieren ni pagar el servicio del agua…. Eran las siete de la noche, la luna estaba ya en su altura, bonita, viera que lunota que alumbraba toda la plaza, y la gente salía al frente de sus casas, tiraban petates, lonas, o trapos y se acostaban sobre la hierba, viera que bonito era en ese tiempos, se podía platicar con el vecino o la vecina acostados cada uno en los frentes de sus casas, se oían los cuchicheos, las risas y hasta los chismes se oían. Las luciérnagas alumbraban toda la plaza, en ese tiempo no había campo de pelota, todo era monte, había mucho chichibé…. Mi abuelo era muy puntual en su trabajo y en sus citas peor, antes del tiempo ya estaba en el lugar convenido. Ese día tuvo un atraso, la abuela le dijo que no anduviera de visvirindo con las mujeres, ya que cuando él quisiera conseguir una buena muchacha, nadie le iba hacer caso, pues sabían que era muy mujeriego… -El le contestaba con respetoMire má, la mujer que me quiera me va querer como soy… -¡Si las aguadas hablaran decía don Cheque…¸! -¡Si el Tamarindo y la Ceiba hablaran.…! -Bueno dije entre mis pensamientos, que aventuras corrió el papá y este viejito cuando eran jovenes… o qué le contaron o vió cuando era muchachito… Este Don Cheque, como le llamaba cariñosamente con sus historias, era alto, de tez morena, pelo colocho, cano…, ¿Que pensamientos tendría en su cabecita cuando me contaba sus historias….? ¡Ah! me dijo, como si se me olvida de que le estoy contando cuando mi papá cuereó a la Ixtabay-… -Si, le contesté, quedamos en…- -Bueno, llegó mi papá a la Aguada de la Ceiba como a las siete de la noche, y se sentó en una piedrota que había a la orilla de la aguada…, -Se sentó a contemplar el reflejo de la luna y la sombra de la ceiba que se reflejaba en la aguada…. Cuando a lo lejos, por el sendero, vió que venía una figura de mujer, solo que a lo lejos se miraba que venia con un vestidon largo y clarioso, se miraba la silueta de su cuerpo muy bonita, escultural, y se dijo… Gûechos, esta no es la…. Put… dijo, esta mier…. es la Ixtabay, Para eso su abuelo ya le había contado la historia de la Ixtabay, y que su abuelo Francisco Mejía, le contó que la contra para que la Ixtabay no le hiciera nada a uno, era tener en la mano ramas de chichibé…- Corrió al monte a buscar ramas de chichibé, y esperó a que se acercara a la aguada… Se envalentonó, pues tenía sus cinco tragos sobre el pecho y la espalda, en ese tiempo como en los actuales, los muchachos para ir a hablar con la muchacha de su corazón sechan los tragos, si van a bailar también, todo son tragos, así era antes y así es ahora, me decía don Cheque….

La silueta se movia despacio, cada vez, se iba acercando a la aguada, cuando estuvo a una tres varas de la aguada…, Chequel saltó del monte con las ramas del Chichibé y empezó a cueriar y maltratar a la Ixtabay, le dio, le dio y le dió… La Ixtabay, se quedó inmóvil, no pudo caminar, no pudo desaparecer, se quedó petrificada, no se movió, la Ixtabay se asustó, al ver que un mortal, un hombre, se le enfrentaba, que no le tenía miedo….

-Don chequel golpeaba de un lado a otro, la Ixtabay gritaba-, no me contó si de dolor, o de furia, por lo que le estaba pasando… Gritaba unos gritos que daban escalofrio, que daban miedo, quedaban pavor… Don Chequel se cansó, de golpear y golpear a la Ixtabay, pero siguió dándole porque si dejaba de hacerlo, peor era la furia del espanto Dicen que cuando un mortal, empieza a hacer algo contra un mal espíritu o espanto, tiene que terminar ya que los espantos no dan tregua ni descanso, si lo hace, entonces la acción se revierte encontra del que la empezó y el espanto termina hasta ver muerta a la persona… Era por eso que Chequel no se podía dar el lujo de descansar, pues sabía lo que le podía suceder.

Don Chequel viejo, tiraba a diestra y siniestra, le pegaba en las piernas, en los brazos, en la espalda, la Ixtabay se movia de un lado a otro sin poder desaparecer, sin poder saltar, sin poder correr, el pelo le caía sobre su cuerpo, sobre su cara… Chequel sudaba, le dolían los brazos de la cueriada que le daba a la Ixtabay, saltaba de un lugar a otro, movimiento que hacia la Ixtabay, lo hacia él, como que si supiera hacia que lugar se iba a mover, el espíritu intrigado, extrañado, no sabia que hacer.

En una medio desconcentración que tuvo Chequel, la Ixtabay aprovechó y saltó a la orilla de la aguada de la ceiba, se echó una carcajada y un espantoso grito, más que alarido, y al agua saltó… Chequel era valiente, enfrentar a la Ixtabay, fue algo que quedó en la memoria dél, de sus hijos y de su pueblo.

Y desde esa vez, la Ixtabay ya no se le volvió a salir a él, pero siguió saliendo por estos rumbo, les siguió saliendo a otros hombres, pero a él, nunca le volvió a salir.

Esta leyenda sucedió en Santa Ana, Petén, entre los años 1890 ó 1910…

FIN IN MEMORIAM Don Ezequiel Miss Mejía, nació en Santa Ana, Petén, el 12 de marzo de 1916, sus padres fueron Don Ezequiel Miss Salazar y doña Teresa Luna. Su esposa fue: Doña Delfina Luna Mora. Se desempeñó como encargado de Correos y telégrafos de Guatemala en Santa Ana, Petén.

Falleción en su pueblo natal el 9 de octubre de 2006.

GLOSARIO Don Cheque, apelativo de Ezequiel Deantes, de antes Dehoy, de hoy venado, especie en peligro de extinción de la familia de los ciervos tepezcuintle, del nahualtl: tépetl: monte; izcuintli: perro. paca, mamífero roedor coche monte o jabalí, mamífero paquidermo común en los montes de Petén, variedad salvaje del cerdo o coche faisán, ave del orden de las galliformes, del tamaño de un gallo, con un penacho de plumas en la cabeza, cola larga y tendida yplumaje de vivos colores en el macho. Ave de caza muy apreciada por su carne pavo, ave del orden de las gallliforme, oriunda de Amércia, tiene plumaje de colores vistosos animal en peligro de extinción cabritos, cría de la cabra, en Petén, especie de venado pequeño no llega a medir más de la medida de un perro común taltuzas, , mamífero paquidermo de la familia de los roedores espantos, aparecidos, imagen de una persona muerta, mal espíritu, enfermedad supuestamente causada por un susto, fantasma bestia, animal cuadrúpedo, animal doméstico de carga, el caballo, la mula coloña, (Benque Viejoel Cayo o Belice pícaro , bajo, doloso, falto de honra y vergüenza, astuto, taimado, dañoso, malicioso, astuta e ingniosa y de mal vivir fregado, exigente, severo, majadera, enfadosa, importuna, terco, astuto, taimado viera, de ver pior, peor Yantes, y de antes, o antes Púchica, expresión petenera de asombro poraquí, por aquí, expresión de lugar visvirindas, cuscas, coquetas, tratar de agradar por pura vanidad con medios estudiados, juego amoroso, dar señales sin comprometerse, tener una relación pasajera con una o más personas lunota, luna grande chichibé, arbusto mediano que crece en las sabana sabana, extensión de tierra plana con pequeñas montañas y grupos arbóreos succheés, grupo arbóreo que crece en las sabanas de Petén sacbées, caminos de herradura que hay dentro de la montaña má, mamá muchachito, munifato, niño piedrota, piedra grande vestidon, vestido largo, pieza de ropa usada por las mujeres clarioso, claro, que se puede distinguir los muslos y piernas de una persona Gûechos, expresión petenera de asombro, incredulidad o de duda Put, mier , expresión vulgar petenera que denota asombro, cólera, sorpresa Ixtabay, espírituo, espanto de una mujer que asustaba a los hombres Tragos, sorbos o bebida de ron ingeridas con anterioridad Sechan, se echan, toman, beben Varas, medida de longitud equivalente a 768 ó 912 milímetros


Cuentos

9.- El caminar de la Imagen de Nuestra Señora Santa Ana (Cuento) Escribió: José Antonio Romero Berges Lugar: Santa Ana, Petén Fecha: Año 1998 El sacristán, llegó corriendo, fatigado a la casa del cura reductor, había corrido media legua, desde donde se encontraba la pequeña iglesita de una sola sala de estar, grande, alta de paredes embarradas de calicanto, techo de huano, ventanas de tablas y piso de estuco como las antiguas construcciones mayas… La casa del cura, quedaba a media legua del paraje Itzponé, para el poñente, la construcción era, como todas las demás, hechas al estilo de la iglesia, sola questa a diferencia de las demás casa, tenia compartimiento al estilo de las casas españolas, la primera estancia era una sala grande en donde el sacerdote atendía a los pobladores que a diario le visitaban ya sea para contarles sus penas sus alegrías, tristezas, para bautizar, confesar sus pecados, para confirmaciones, o para llevarle alguna de las carnes de los animales silvestres que habían en la región tales como el venado, el tepezcuinte, cochemonte, o algunas hierbas para que el padrecito comiera, después de la sala seguía un tumbadillo, luego el cuarto o habitación del cura, luego la cocina donde le preparaban sus alimentos, a un lado de la cocina se encontraba la batella y por ultimo la letrina. El agua como todos los pobladores tenían que ir a buscársela a la laguna de Ijá, Quivix o Cancluín que quedaban como a una legua y media del pueblo, o bien se surtían del agua de los juleques. "Siñor, padre, siñor padre", gritó el sacristan… El padre salió apresurado de la casa a encontrar al sacristán.

"¿¡Que os pasa!? Dijo… "La virgen…, la virgen… ¿¡Qué le pasó a la virgen..!? "Despareció… despareció… gritó el indio mutzul "¿¡Cómo que desapareció…!? "¡Sí, padrecito, despareció la virgen, no istá, se jue a saber donde!" replicó el indígena en su ingenuidad.

Tabán, que así se llamaba el pobrehombre con los ojos desorbitados llenos de miedo y la cara pálida por el pánico, se hincó ante el cura, llorando y musitando palabras ininteligibles en su dialecto que solo él y el padre entendían, exclamaba, "si lan robado padrecito.., si lan robado..".

El padre, le dijo: "Batán, no te preocupes, no es culpa tuya, dejád de llorar y vamos a ver que pasó en la iglesia, le dijo.

El sacerdote era una personad instruida, inteligente, de una mirada dulce que denotaba dulzura y paz, había aprendido hablar el dialecto de esa gente desde el primer momento que llegó a reducir catequizando a los infieles mutzules.

Sin que nadie lo supieran, su jueron caminando a la iglesia por el trocopas, a lo lejos divisaron la casa de Dios, pero sorpresa cuando llegaron ya había gente tanto adentro como afera, no más vieron al padre, la gente se fue corriendo a donde el venia y empezaron a contarle lo sucedido, la imagen de Nuestra Señora había desparecido, se la habían robado dijeron los población congregados en la iglesia.

La pequeña iglesia estaba echa de techo de guano, paredes de colochée, con sus puertas y sus pequeñas ventanitas con postigos de madera, paredes embarradas de calicanto, piso de tierra apelmazada, en la entrada de la iglesia habían tenido que hacer un pequeño tumbadillo porque no alcanzaba la gente adentro de la iglesia puesto que era muy pequeña.

A los pocos días, unos jornaleros, encontraron la imagen debajo de unos chololes a más o menos a cuatro kilómetros de distancia, cerca de la finca de ño Leandro Mendez, esto sucedió como unas tres veces.

La última vez que la encontraron, fue en el mismo lugar, los pobladores se dieron cuenta que en los piecitos de la imagen había zarpa, zarza, tierra, polvo y pensaron que la imagen se venía caminando desde el paraje Itzponé hasta donde ahora se encuentra el barrio el Centro, Santa Ana, Petén.

Viendo esto los pobladores decidieron trasladar el pueblo al lugar donde hoy se encuentra el barrio El Centro, de Santa Ana, Petén.

FIN GLOSARIO cura reductor: sacerdote enviado por la corona para catequizar (reducir) a los indígenas reducir: conquistar en forma pacífica a través del cristianismo padre, cura: sacerdote católico legua: medida de longitud antigua equivalente a cuatro kilómetros.

Embarradas: repello Calicanto: pared hecha de cal, tierra blanca y zacate repellada de cal.

Huano: especie de palma.

Tabla: madera Estuco: piso de tierra hecha de cal lujada Ponente: poniente u occidente Questa: que esta Atendía:¸atender, recibir visitas Tumbadillo: Cochemonte: coche de monte o tapir Letrina: excusado Batella: especie de pila hecha de madera como un canoa o cayuco canoa o cayuco: pequeña lancha maya hecha de tronco de palo (árbol) Ijá, Quivix o Cancluín: nombre de lagunas de Santa Ana.

Juleques: aguadas, posas artificiales de agua Mutzul: nombre del grupo étnico de pobladores que se cree habitó Santa Ana Despareció: desaparecer Istá: verbo estar Jue: verbo ir, se fue Pobrehombre: pobre hombre Dialecto: idioma Si: se Lan: han, del verbo haber, se han..

Trocopas: camino de herradura dentro de la sabana o montaña.

Jueron: del verbo ir, se fueron Afera; a fuera, vocablo antiguo usado por los peteneros Guano, especie de palma de la especie llamada de guano Colochée, palos rollizos embarrados en tierra y zacate Postigos, tableros de madera de las ventanas Calicanto, especie de embarrado echa de cal, zacate y tierra blanca Embarrado, repello echo de cal, tierra blanca y zacate Apelmazada, compactado 10.- La Carreta del Duende Escribió: José Antonio Romero Berges Lugar: Santa Ana, Petén Fecha: 12 octubre de 2012 La noche era oscura, tan oscura que no se podía ver nada, la ñebla cubría la noche como queriendo tapar los espantos y los malos espíritus que solían salir de vez en cuando.

La ñeblina era tupida, tan tupida que apenas se podía ver la raquítica luz de los candiles, los quinqués o las candelas a través de las rehendijas de las vetustas casas del Sajalal. A lo lejos se oía el aullido de los coyotes que merodeaban la aldea, los perros asustados aullaban y ladraban con miedo y desesperación, como presintiendo algo.

El sereno cantaba: ""Soonnn lasss diezzzzzzzz y serenooooooooo…" ", en ese tiempo, esa hora era tardísimo, era como estar a media noche, pues la gente se acostaba temprano. La gente dormía plácidamente en sus humildes y sencillos hogares después de haber dirigido sus oraciones al cielo, al buen señor y cuando los niños rezaban: "Angelito de mi guarda, dulce compañía, no me desampares ni de noche, ni de día, si me dejas solo, yo me perdería… Mi buen Jesús, cuida de mi casa, todo alrededor, de brujos, espantos, hechiceros y de todo mal de hechor… Eran tiempo sanos, tiempos de respeto, tiempos de disciplina, tiempos de temor… El reloj dio las doce campanadas, en la lejanía del silencio y la distancia so oyó: "Soonnn lasss doce y serenooooooooo…" de pronto sobre la calle real del pueblo en la entrada de la calle que va a Ixponé, se empezó a oir, el rechinar de viejas ruedas de fierro, y el resoplido de una bestia que cansada jalaba una vieja carreta… el serenero oyó con atención…, escuchó…, y calculó la distancia del sonido y él, no le dio importancia, se dijo: "saber que pobre vendrá en su vieja carreta y traerá algún enfermo.." pensó.

Los resoplidos se escuchaban lejos, pero, pronto el serenero se quedó helado, petrificado, con la mirada desorbitada y en la cara la imagen de la muerte, de susto, de miedo, miró, que frente a él, pasaba una vieja carreta de madera de color negro con adornos de oro y de plata con relieves y adornos entrelazados de oro y plata brillante con un fondo negro, madera negra de los galeones españoles sacados del mar; sus ruedas de fierro forzado por manos de esclavos coloniales traídos de africa, las ruedas como puedo ver el serenero, eran de oro puro, como bellos dibujos y adornos que él no entendió, la bestia, negra, tan negra como la noche, su mirada, sus ojos, de un rojo incandescente que parecían dos carbones en medio de la cabeza, y el resoplido que salía de la nariz y la trompa de la bestia, tiraba un humo blancogris y unas llamas salían de la trompa, vio más arriba y en el sillar de la carreta vio.

Dios Santo pensó.., Dios mío.., vió.., a una personita menuda, a un hombrecito sentado en un mullido cojín de terciopelo, adornado con hilos de plata y oro con un gran sombrerón, vestido de negro iba la menuda figura que al verle le sonrió y pudo ver en la oscuridad de la noche los blancos dientes y sus ojos echaban fuego como dos carbones encendidos en medio de ese rostro que no pudo ver.

El serenero cayó desmayado.., lo encontraron abrazado en el horcón de la campana de la iglesia que estaba en el centro del pueblo temblando de frío, con un calenturón y balbuceando algo, el sombreron, el sombrerón, el sombrerón… A cabo de una semana, el serenero se repuso del susto, fue con Ña Gina, a que lo curara de espanto y le explicó la sabia señora que tenía un gran susto, le pasó los huevos de pato, de pollo, de gallina, de todos los huevos habidos y por haber para que el serenero se curara, le paso las siete yerbas del espanto, (esto es un secreto por lo que no lo se puede contar), ruda con alcohol verde que traía de la coloña y le rezó todos los rezos de todos los santos que solo ella sabía y nadie más, el serenero le contó a Ña Gina y esta que no le encantaba el chisme, pasó, filtró la información a todo el pueblo por lo que se supo del suceso del serenero, para la contra le dio una cabeza de ajo en vuelto en un trapo rojo con alfileres dorados en cruz, para que ya no le volviera a salir el sombrerón… FIN GLOSARIO Ñebla, ñeblina: niebla Sajalal: nombre de un pueblo que existió en Santa Ana, Petén.

Oía: oir, escuchar Valorudo: que no tiene miedo, de valor Metiche: entrometido Cacigazcal: municipio, Chiclero: persona que iba a la montaña a trabajar para sustraer el chicle Chicleria: trabajo del chiclero Shatero: persona que se dedica al ir a la montaña a cortar Shate Shate: hoja industrial que sirve….

Gûechero: invididuo que se dedicaba a excavar ilegalmente sitios arqueológicos Chismosos: personas que les gusta andar averiguando información para luego ir a contarlo Supo: verbo saber Ixponé o Itzponé: nombre antiguo del primer asentamiento de Santa Ana, Petén Fierro: hierro Resoplido: resoplar o resollar respiración fuerte de las bestias caballos o mulas) Resoplido: respiración fuerte del ganado caballar o mular Galeones: antiguos barcos españoles Coloña: Colonia de Belice territorio que pertenece a guatemala Del: de él Tapis: tragos Chupando: bebiendo, ingiriendo licor Porai: por alii, de otro pueblo, de otro Iugar Apichinga: tornado, borracho 11.- Cabalgando con la Ixtabay,

(Cuento) Escribió: José Antonio Romero Berges Lugar: Santa Ana, Petén Fecha: 9 de Octubre de 2009

Oscar, así llamaremos al personaje de esta leyenda, Doña Gina, una noble mujer nacida en Tenosique, Tabasco, avecindada en La Libertad en 1915, se dedicó al oficio de partera y curandera, con oraciones cristianas, ya que ella era muy católica, tendrá a la fecha que escribí esta leyenda noventicuatro años, pues en muchas de pláticas que sostuve con ella, me contó tantas historias de Santa Ana y de Petén, que escribiría otro libro, pero en mi memoria no se me quedó tanto, en ese tiempo no contaba con aparato alguno más que con mi lapicero y cuaderno y lo escribo después de mas de doce años que me contara esta y otras historias, aquí incluiré dos historias en una….

Cuenta Doña Gina que cuando Oscar apareció por estos lugares, vino a trabaja la chicleria, traído por Don.

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Dibujo: Cecilio de Jesús Garrido Quixchán Chus Miss, contratista de Don Chevo Miss, uno de los hacendados más ricos de este lugar, le llamaban El Cacique, pues era dueño de toda Santa Ana, no es que fuera dueño, pero casi toda la gente de esa época trabajaba para él.

Decía Doña Gina, que Oscar era un buen muchacho, buen mozo, alto, guapo, de buen porte, ojos verdiazules, pelo rubio, tez blanca, cara grande redonda, corpulento, de andar pausado y rápido, buen jinete y montador…. Su especialidad era la vaquería, era vaquero de nacimiento ya que sus padres habían tenido ganado en el lugar de donde vino, ¿Qué lo motivó a venirse para acá?, nunca lo sabremos, pero vino en un grupo de chicleros contratados por Don Chus Miss… y ya jamás volvió a su tierra… en Santa Ana se quedó….

Oscar al ser un muchacho bien parecido, quizá no era que se aprovechara de eso, pero era muy enamorado, y mujeriego….

Las mujeres lo seguían, lo buscaban, y él ni lerdo ni perezoso, aprovechaba la oportunidad que las mujeres le daban y fue conocido por todos como un mujeriego empedernido….

Una noche Oscar venía del La Sabana del Bayal en donde trabajaba de vaquero, cuidando el ganado de Don Felipe Miss, de Don Chevo Miss, de Don Ciro Morales, de Eduardo y Manuel Tager, cuando pasó por la Aguada del Bayal, serian como las siete de la noche más o menos, cuando a lo lejos vio que alguien le llamaba…, le hacia señas….

Vení…., vení…., vení, le decía con señas la mujer… a Oscar no le extrañó que una mujer estuviera a esa hora en la aguada del Bayal pues eran tiempos difíciles, donde la gente tenía queir a velar el agua a los pozos de Buena Vista o ir a buscarla a alguna aguada de las que habían por el lugar….

Oscar se fue acercando, se bajó del caballo y empezó a caminar poco a poco, poco a poco se fue acercando, caminaba, inconsciente, embelesado, embobado por la silueta escultural de la mujer que se miraba a la luz de la luna llena, nunca había visto cuerpo sobrehumano, perverso, etéreo, místico, hermoso, no se dio cuenta aque horas se metió al agua, no se recuerda de nada de lo que pasó esa noche… Al otro día fue encontrado tirado en la orilla de la aguada y se dieron cuenta porque el caballo llegó solo al pueblo….

Oscar no encontró explicación alguna del suceso, como era muy reservado, no le contó a nadie de lo sucedido, se lo guardó para él… El pueblo de Santa Ana, se encuentra como a cinco leguas de la cabecera departamental llamada NojPetén, y en Santa Ana, en ese tiempo había entre quince a veinte casitas de hechas de techo de guano, paredes de colocheéembarada de calicanto, poco a poco iba creciendo por la gente que venia a chiclear, y algunos se quedaban a pernoctar en Santa Ana, otros en el Junticholol y otros en los campamentos chicleros que habían por doquier.

Esto se repitió entre cuatro o cinco veces, en la Aguada del Jolté, La Aguada del Bayal, La Aguada del Satanté, La Aguada del Zute y La Aguada del Ceibo, a donde quiera que Oscar fuera y había agua, le salía la Ixtabay, a Oscar, lo seguía la Ixtabay. Un domingo que Oscar fue a ver un ganado al Junticholol, se desvió por la vereda que lleva a la Sabana de Llano Grandeesa noche iba a ver baile en el pueblo y como buen bailador y parrandero, no se quería perder el chonguengue de esa noche.

Iba cabalgando por la Sabana, en su caballo, un caballo de buen porte y zancada larga, especie andaluz, cuando de repente sintió que alguien se le sentaba en las ancas del caballo, cabal, sintió cuando unos brazos se entrecruzaron en su cintura y lo abrazaron, el caballo sintió la presencia extraña del espanto, la bestia se paró en dos patas, se encabritó, Oscar estaba asustado por el actuar del caballo, pero como buen jinete no lo botó.

Oscar sentía el abrazo de la espíritu-mujer, del espanto-mujer, de la mujer- espíritu, de la mujer-espanto, ya no sabia que o quien era, Oscar estaba cerca del pueblo y para allá agarró, iba galopando a gran velocidad, entró como una ráfaga montado en el animal, toda la gente asustada, miró a Oscar cabalgar con una mujer de pelo largo en ancas, el caballo se dirigió al aljibe de la plaza y Oscar al suelo fue a parar, la bestia se paró en dos patas y el espanto una carcajada se echó y al aljibe de abeza se tiró… Oscar cayó desmayado del caballo, la gente vio como la Ixtabay una carcajada se tiró y desapareció, la gente después del susto corrió a ver a Oscar y otros a ver si miraban a la Ixtabay dentro del aljibe, pero nada, no vieron nada, solo la luna reflejada en el agua… Y fue así como se dieron cuenta que Oscar Cabalgó con la Ixtabay FIN Gina: Georgina Chus: Jesús Chevo: Eusebio Cacique: dueño, señor de un lugar Vaquería: ganadero NojPetén: Nuestro Petén (Flores) Guano: Especie de palma Colocheé: madera roiza Embarada: especie de cernido GLOSARIO Calicanto: tierra blanca y cal con zacate.

Junticholol: nombre antiguo de una comunidad ya desaparecida de Santa Ana.

Jolté: nombre de unarbusto Bayal: nombre de un vejuco que sirve para hacer muebles Satanté:especie de árbol maderable Zute: Ceibo: árbol de ceiba Chonguengue: fiesta o baile Cabal justo Espanto:mal espíritu Bestia: caballo 12.- Bailando con la Ixtabay

(Cuento) Escribió: José Antonio Romero Berges Lugar: Santa Ana, Petén

Fecha: 9 de Octubre de 1990 Hace tiempo, en Sajalal un pueblito muy pintoresco del cacicazgo del Itzponé, vivía un muchacho al que le encantaba bailar, se llamaba Chepe.

No tenía vicio conocido, pues no fumaba, ni tomaba por lo que no era borracho, solamente le gustaba bailar.

Sin embargo, ese gusto le costaba mucho dinero, pues aunque algunas veces no tenía nada que comer, lo primero para él, era siempre el dichoso baile.

Si a media semana llegaba a saber de algún baile que hubiera en Sajalal y él todavía no había cobrado su sueldo, le pedía prestado a sus vecinos o amigos, inclusive, muchas veces tuvo que ir a pie a los bailes, como Junticholol, que distaba a dos leguas de Dibujo: Cecilio de Jesús Garrido Quixchán poné, que distaba de cinco leguas de su pueblo natal, y todavía más allá, a Purusilá caserío más lejano y hasta a el Ahorcado y Noj Peténse iba sólo por ir a bailar. Su padre cansado de las correrías de su hijo, a veces no le daba las bestias, pero este las alquilaba para no perderse baile alguno y esto le acarreaba gastos a Chepe.

No era raro que algunas veces se le viera regresar durante la madrugada junto con sus amigos y muchas veces sólo pero esto no lo sabían sus padres, sin embargo, eso era lo único que inquietaba a sus padres; tenía miedo que un día le pasara algo malo. Por tal motivo para calmar a sus padres y para que lo no le prohibieran salir, se compró un machete con su vaina y a cada salida, era lo primero que se amarraba a la cintura.

Un día, unos amigos le comentaron que en Santana, iba a haber un baile al que irían todos y que solamente él faltaba para completar el grupo de siempre. Sin pensarlo dos veces aceptó.

El día de la fiesta, se vistió lo mejor que pudo y se fue junto con sus compañeros al tan esperado baile.

Como todo muchacho, al llegar a la casa de Ña Romualda Salazar lugar de la fiesta empezó a buscar a la muchacha ideal para el baile. Debido a su experiencia la muchacha tenía que ser especial, pues de lo contrario, no podría lucirse bailando esos danzones, los chachá, los twis, los corridos ¡ah! esos guachiangos y los sones. ¿Chaparras? No, porque no las podía abrazar bien, pues la cintura de ellas le llegan a la rodilla y bailaría muy incomodo.

¿Altitas? No, porque le daba pena que lo miraran muy chaparro "¿Gorditas? Tampoco, porque no se mueven como quisiera y los brazos son cortos y no podría apretarlo, tenía sus gustos el muchacho para bailar.

Por fin, después de mucho voltear los ojos y recorrer el salón de baile, la encontró.

Tan embelesado estaba con ella, que no se dio cuenta del rápido transcurrir del tiempo.

-Oye Chepe, son las doce, ya es hora de irnos, le dijeron sus amigos.

-Esperen un rato más, ¡¿Noyen que la música está muy buena y el baile alegre¡?.

-Pero es que… ya es muy tarde y… -acercándose su amigo le dijo –no vaya a ser que nos asusten en el camino.

-Estás loco. ¿Qué nos podría pasar con esto? Mientras hablaba, señalaba el machete que traía en la cintura.

-Bueno, si tú quieres quedarte nosotros ya nos vamos. Como estaba aún cerca de la muchacha gritó fanfarroneando:

-Son unos miedosos, no sé por qué los considero mis amigos.

En esos tiempos, no existía el alumbrado eléctrico, en la casa de Ña Romualda Salazar, los muchachos conseguían las lámparas Coleman, que tenían un tanquecito de bajo y se le echaba gas y después con una palanquita se les echaba aire y se le prendía fuego a una mecha que estaba dentro del recipiente de vidrio que era el que resguardaba la luz, una luz blanca e intensa. Estas lámparas eran guindadas en cada esquina de la casa que era muy grande, pero en el centro de la casa no iluminaba mucho.

Chepe, con un poco de vanidad, quería que la desconocida fuera vista por todos para que fuera la comidilla del día después de la fiesta, ya que la muchacha tenía una silueta escultural, muy bella, pero por la obscuridad no le pudo ver el rostro. Allí estaban las metichismosas, y Chepe sabía que ellas se encargarían de difundir la noticia de lo acontecido en el baile y con un poco más agregado.

Después de bailar un rato más y de haber sacado una cita con la muchacha para el día siguiente, decidió volver a su pueblo.

Partes: 1, 2, 3, 4

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